Cuando los niños que tienen la capacidad de describir lo que sienten se ven abrumados pueden empezar a sollozar, hiperventilar o ponerse nerviosos, señala la Dra. Lisa Damour.
La etapa de la adolescencia conlleva muchas emociones intensas que a veces pueden resultar difíciles de controlar, ante esto, Unicef y la Dra. Lisa Damour, psicóloga experta en adolescentes, brindaron una seria de consejos sobre cómo pueden los progenitores apoyar a sus hijos a afrontar sentimientos difíciles o intensos.
De acuerdo con la especialista, las crisis pueden darse tanto entre los niños más pequeños como entre los mayores. Ocurren cuando un niño se ve completamente superado por las emociones y se siente abrumado. Estas emociones pueden ser miedo, ira, frustración o cualquier otro factor.
Cuando los niños que tienen la capacidad de describir lo que sienten se ven abrumados pueden empezar a sollozar, hiperventilar o ponerse nerviosos. Al contrario de lo que ocurre con los niños pequeños, es menos probable que los niños mayores tengan crisis en lugares públicos, porque en esas situaciones se suelen sentir avergonzados.
¿Qué hacer si mi hijo adolescente tiene una crisis emocional?
Es mucho más probable que las crisis se produzcan en casa. Por ejemplo, un adolescente puede aguantarse todo el día en la escuela y luego llegar a casa y tener una crisis emocional.
La Dra. Damour recomienda que los progenitores sigan nueve pasos prácticos para ayudar a sus hijos adolescentes a controlar una crisis emocional. Lo mejor es hacer una pausa entre cada paso para ver si ha funcionado.
Consejos
Escuchar sin interrumpir
Los niños mayores pueden tener una crisis emocional que les lleve a hablar con angustia sobre lo que les está ocurriendo. En esos momentos, la clave es dejar que lo cuenten todo. A menudo, los adultos bienintencionados intervienen o hacen sugerencias, olvidando que una de las mejores fuentes de alivio es expresar las emociones.
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Ofrecer una empatía sincera
La mayoría de las veces, el hecho de expresar las emociones con palabras ofrece al joven el alivio que necesita. Después de escucharlos atentamente, otro tipo de apoyo que podemos dar a nuestros adolescentes es manifestarles empatía. Los adultos pueden ensayar frases como “eso es terrible” o “siento mucho que te haya pasado esto”.
Reconocer el valor de la angustia
El reconocimiento es muy eficaz, especialmente para los adolescentes. A los adolescentes a veces les preocupa que sus sentimientos tengan algo de malo porque sus emociones pueden ser muy fuertes. Aunque por una parte el adolescente se siente muy afectado, también puede estar un poco asustado debido a la intensidad de sus emociones.
Ayudarlos a calmarse
La mayoría de las veces, estos tres primeros pasos deberían ser suficientes. Pero si no sirven aún de alivio, podemos pasar de ayudar a los adolescentes a expresar sus sentimientos a ayudarles a controlar sus emociones. Una forma de hacerlo es ayudar a los adolescentes a tranquilizarse por su cuenta. Habla con tu hijo sobre todo lo que puede hacer para sentirse mejor, como por ejemplo respirar profunda y lentamente.
Expresar confianza sin ser displicente
Intenta mostrar tu apoyo diciendo cosas como “esto es duro, pero esta sensación tan fuerte no durará mucho” o “por muy duro que parezca esto ahora mismo, estoy muy impresionado por lo que eres capaz de controlar, y saber que podemos hablar juntos de todo esto”.
Ofrecer ayudar para resolver el problema
Si has escuchado, reconocido y ofrecido consuelo y tu adolescente sigue molesto, el siguiente paso puede consistir en preguntarle: “¿Necesitas que te ayude a intentar resolver este problema?”. Pedir permiso para ofrecer apoyo, en lugar de limitarse a ofrecer consejos, puede contribuir a mantener la conversación con el adolescente.
A veces los adolescentes te dirán: “No, solo quiero desahogarme”, y entonces lo más seguro es que todo el apoyo que necesitan es que los escuches. Y si te dicen que sí necesitan tu ayuda, eso significa que van a hacer mucho más caso a los consejos que les demos.
Dividir el problema en dos partes
Si tu hijo acepta tu ayuda en la resolución de un problema, puede ser útil dividir los retos a los que se enfrenta en dos categorías: cosas que pueden cambiar y cosas que no pueden cambiar.
Con información de UNICEF.