El aburrimiento se manifiesta regularmente con conductas pasivas, expresiones de cansancio, bostezos, fatiga, somnolencia e indiferencia y la percepción de que el tiempo transcurre lentamente.
Relacionado con la falta de interés, dificultad para concentrarse y mínima actividad fisiológica, el aburrimiento es una emoción poco grata que se presenta en nuestras vidas, pero que en ocasiones no se puede evitar.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), emerge ante la percepción de la falta de fenómenos interesantes para ver, oír o hacer. Además, en ese momento, se desea estar inactivo y no hay un estímulo que sirva para satisfacer el deseo de actividad.
Aunado a ello, el displacer caracteriza a esta emoción, a causa de la reducción de la activación fisiológica y la desactivación de la conducta. Se le considera también contrapuesta a la diversión y el entretenimiento, elementos que pueden figurar como su solución.
¿Cómo se manifiesta?
El aburrimiento se manifiesta regularmente con conductas pasivas, expresiones de cansancio, bostezos, fatiga, somnolencia e indiferencia y la percepción de que el tiempo transcurre lentamente. Propicia la distracción y la falta de atención.
A menudo presenta una postura corporal abatida. Por ejemplo, con el cuerpo encorvado, descansando la barbilla sobre la palma de la mano de un brazo que a su vez se apoya sobre otra superficie.
Se acompaña de expresiones faciales de apatía o ligero disgusto, un tono de voz monótono y el deseo o impulso por cambiar de circunstancia.
Aburrimiento: ¿Cuál es su función?
Este estado emocional informa al organismo sobre una experiencia carente de gratificación. Tiene la función de alentar al individuo para hacer un mejor uso de su tiempo y llevarlo a la búsqueda de nuevas metas, cuando las anteriores ya no le satisfacen.
De esta manera, genera apetito de nuevas experiencias, de aprender, de desarrollar habilidades y competencias que le resulten benéficas en un momento determinado.
En resumen, ayuda a establecer nuevos objetivos e impulsa a explorar alternativas diferentes a una determinada situación carente de estímulos.
¿Cómo confrontarlo?
Para afrontar el aburrimiento se puede realizar un esfuerzo cognitivo, propiciando actividades que motiven a lo largo del día.
- Salir de la rutina: Incluir nuevos retos y metas, aprender cosas nuevas e intentar disfrutar del día.
- Ejercicio físico: Prioritario para mantener una buena salud psicológica: puede ser de intensidad moderada o bien vigorosa, de acuerdo con la propia condición física y disposición.
- Actividades recreativas: Dependiendo de los gustos personales, pueden incluir cocinar, juegos de mesa, manualidades, bailar, cantar.
- Entrenar al cerebro: Reestructurar nuestra forma de pensar sobre un contexto o escenario, para disfrutar también de los momentos menos excitantes.
- Probar la práctica de la atención plena, la aceptación y la meditación: Enfocarse en el aquí y ahora, interesarse en los detalles menudos del continuo devenir presente, sin preocuparse del ayer y el mañana.
- Bajo un contexto escolar, para mantener la motivación del estudiante: Hacer actividades didácticas que involucren por lo menos dos estímulos sensoriales.
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